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Hijos de aceite

Actualizado: 11 ago 2023



Siento mi cuerpo deslizándose entre tus dedos, los dedos de aquellas manos que me sostienen, me deslizo lentamente mientras reconozco que te necesito, estoy hecha de aceite y mientras lucho por sostenerme fuertemente, tú me sostienes con tenacidad y sin preocupación, sonriendo ante el hecho de que pretenda que mi cuerpo de aceite venza la gravedad una y otra vez. Mi cuerpo que se desliza me recuerda cuan débil, lo cambiante y voluble que puedo ser, en medio de un mundo que espera a que me deslice rápidamente de tus manos para caer fuertemente ante el frio suelo y acusarme por mi falta de compromiso radical contigo. Y si, decidí alejarme hace unos años de ti, corrí contra tu corriente, pero de nuevo me deslice cayendo en ti, me di cuenta que era inútil ignorar la impetuosa presencia que me rodeaba; eras tú, siempre has sido tu… pensé que buscaba cosas que me harían ver con mayor gloria, pensé que era inútil a tu manera, olvidé la visión por la cual esta historia comenzó, pero los años me ayudaron a reconocer que solo cayendo en tus brazos, cayendo de nuevo en tu amor puedo permanecer firme aunque este hecha de aceite.



Quiero ser débil para que tú seas fuerte, me siento destrozada por mí pero tan fuerte por ti, cuando enfrentaste a mis enemigos, mis acusadores, pude recordar quien soy en ti, cuan fuerte puede ser un pequeño comienzo, y cuan imponente puede ser tan solo un espectador, porque es el verdadero espectador, el importante.

Aquí estoy de nuevo cabizbaja, olvidé por años quien decías que era en ti, olvide mi lugar de sacerdote y gobernador, para con tu pueblo, pero mientras bajaba de nuevo mi cabeza tú me recordabas como levantarme con el honor que solo nace en ti, me recordaste quien dices que soy, y que deseas que haga en tu nombre , me ayudaste a entender que no, que por mis pies de barro y mis manos con poca fuerza no lograría jamás mover ni siquiera una flor surgida en la montaña, pero cuando el aceite proviene de derretirme y de rendirme en tu presencia, las montañas se mueven porque es a tu nombre el que obedecen. Solo me quedo con tres cosas y estas las declaro: soy una hija de aceite que exalta con profunda pasión mientras se deleita en la debilidad en los brazos correctos, abrazo los pequeños comienzos que expresan el proceso que me fortalece en la presencia, aquellos lugares oscuros con poca luz que se convierten en soles que expanden su luz a todo el universo, y por último jamás se ha tratado de mi poca fuerza o cuantas justificaciones tenga listas en mi boca, el espíritu que vive en mí siempre es más fuerte que la montaña; más grande que el enemigo que me pueda acusar.

Las promesas que nacen en el eterno permanecen y se cumplen eternamente, no hay nadie más fiel que el eterno.


 
 
 

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