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Hubo uno más entre las llamas

Hace miles de años existió un hombre llamado Daniel, él y sus dos amigos vivieron en tiempos muy difíciles para el pueblo al que pertenecían, Israel. Vivian como peregrinos, como exiliados en una tierra que no era la de ellos, Babilonia. Existían reyes que buscaban que todos les adoraran aun cuando sabían que eran tan solo hombres que estarían en un momento y en un cerrar de ojos ya dejarían de ser. Uno de los reyes que vivió en el tiempo de Daniel hizo para el mismo una estatua gigante de oro donde toda persona de toda tribu, lengua y nación debía arrodillarse delante de la estatua reconociendo que él era muy poderoso que era un dios más. Daniel y sus amigos amaban y temían a Dios así que ellos decidieron en su corazón no arrodillarse delante de esta estatua y honrar al Dios del cielo con su obediencia, la amenaza para el que no se arrodillara era ser quemado en un horno de fuego, pero Daniel y sus amigos hablaron con gran convicción de como su Dios tenia tal poder que podría aun salvarlos de morir en el fuego y que, si aún él no lo hacía, jamás adorarían a un hombre, conociendo el gran poder del Dios verdadero.


Daniel y sus amigos pasaron por el fuego, tal era la intensidad del fuego que los soldados que los echaron al fuego murieron en el momento que tiraron a Daniel y a sus amigos, ellos sintieron el calor del fuego, la potencia del fuego  sin duda tuvieron un poco de temor pero aun así su confianza y su convicción en Dios jamás debilitó su determinación, ellos pasaron por el fuego pero jamás murieron, antes tuvieron la compañía de uno que puede vencer el poder del fuego y sacarnos de el sin que se queme tan solo uno de nuestros cabellos, mientras atravesaban el fuego todos lo vieron, vieron un cuarto hombre que estaba con Daniel y sus amigos, y todos asombrados al ver que nadie se consumía los mandaron a salir del fuego, fueron talvez segundos donde la angustia pudo haberlos consumido pero sin duda fue la mayor experiencia de sus vidas porque entendieron que hubo uno más que atravesó el fuego con ellos que con su poder impide que nos consumamos en medio del proceso y antes más nos revela su gran poder y amor para salvarnos, él es aquel que nunca defrauda a aquellos quienes confían sin dudar de él, y aun de aquellos que dudan pero saltan en obediencia hacia lo que él dice, su respaldo jamás los defrauda. Fue tal el milagro que ni siquiera su ropa se quemo ni un poco y mucho menos olía a ese horno del fuego, cuando a traviesas ese horno de fuego con él, sales completamente ileso en tu exterior, pero ten la seguridad que tu interior ha sido transformado brutalmente.  


Todos hemos pasado por un horno de fuego, Daniel y sus amigos lo hicieron, Jesús lo hizo y todos ellos con la compañía correcta salieron ilesos. No sé cuál es tu horno de fuego, cual fue o cual será en tu vida pero yo hoy te quiero compartir mi horno de fuego, aquel que quemó todo lo que no estaba en su lugar, desordenó todo, limpió lo que no debía estar y ordeno la casa de mi corazón para que estuviera hacia la dirección correcta, entendiendo que Jesús es el primero que pisa el horno de fuego por mí y me espera con paciencia para abrazarme y protegerme con un amor feroz que me cubre de que las llamas me toquen a tal punto de hacerme daño.


Cuando atravesé mi horno de fuego que se llamó ansiedad y depresión mi mamá me decía “habita la tristeza, la que nunca has vivido”, y lloré y lloré como nunca y mientras lloraba sentía que Dios recogía mis lágrimas y las entendía aunque ni yo misma comprendía que estaba pasando, pero sin duda no le iba a permitir quedarse por mucho tiempo, porque esa no era mi esencia, no hacia parte de mí, solo hacia parte de una corta estación de mi vida, que se sentían como 10 al mismo tiempo, y si, por mi cabeza pasaba un torbellino de ideas, pensamientos que no lograban tener conexión y parecía que hicieran como un corto circuito dentro de mí, pero ¿sabes?  Aunque lo más fácil era dejar de creer en Dios porque se sentía como si me hubiera abandonado, tal como a Jesús en la cruz mientras moría ¡Mi redentor vive! y mi redentor atravesó conmigo y me sacó de lo más profundo de mis pensamientos, de la más densa oscuridad, su brazo poderoso me sacó de allí y me devolvió el gozo y no un gozo normal, no una plenitud normal, el me restauró el doble de lo que tenía, siento que esta situación de depresión y ansiedad sin duda partió mi vida, yo ya no soy la misma, no pienso igual, puedo entender un poco más a aquellos que atraviesan por este torbellino de emociones y pensamientos y confirmo una vez más que sola nunca he podido ni nunca podré.


Si hay algo que mi alma necesita es sentirse en casa, y esa casa es mi amado Jesús, que me restaura con sus palabras y me recuerda quien soy, que no soy una emoción llamada tristeza o un estado constante llamada depresión, que si hay algo que caracteriza la vida con él es el constante gozo, sin que necesariamente las cosas salgan perfectamente, pero es el gozo que nace de la gratitud del ahora, de la plenitud de saber que estoy en el lugar que él ha planeado para mí, y que aunque vengan un montón de tormentas él está aquí conmigo, dándome la seguridad aun en medio del silencio de que no estoy sola. Las dificultades son más fáciles cuando se enfrentan de a dos y más cuando ese compañero es Dios quien puede hacer muchísimo más allá de lo que yo pudiera incluso imaginar.


Jesús me rescató y la depresión no hizo un hueco tan profundo en mí que me impidiera salir de ese estado, me demostró que, aunque estas cosas oscuras y ese horno de fuego pueden tocar superficialmente a una hija de Dios no puede apoderarse de mí, no puede definirme porque ya hubo alguien que pago rescate por mi vida, y si, Jesús lo hizo una vez más, me hizo una persona nueva, y lo seguirá haciendo cuantas veces sea necesaria.


Y si tu hoy estas pasando por algo similar, de verdad te lo digo, esto va a pasar solo no permitas que este pequeño y leve momento de tribulación y de fuego te deje tirado como si no hubiera nada que hacer para volver a recuperar el sentido de vida, esto va a pasar, y él ya pisó el fuego por ti mucho antes que tú mismo,  que mejor que pasarlo al lado de aquel que venció y atravesó la tristeza, la depresión y hasta la muerte, por ti y por mí, por eso confía en el proceso, y que esto simplemente va a ser muestra de lo que un Dios todopoderoso puede hacer en vidas sencillas como la tuya y la mía.


Eres un instrumentos para que muchos puedan ver al que todo venció y lo hizo con mucho honor; cuando me nutro de aquel para el cual mi alma fue diseñada, y recuerdo la historia de aquel que una y otra vez estuvo en el fuego, encuentro sentido de vida, esperanza y propósito como en ningún otro lugar, porque definitivamente llegar  a lugares vacíos y rotos es la tendencia del ser humano, pero la esencia y el sentido del hombre es llegar a encontrar su propósito en el creador, y ser completa y plenamente amado por él. Al final de este proceso lo único que pude comprender completamente es que fui completamente amada, no fui juzgada por mi proceso, ni si quiera por mis pensamientos malos, ni por mi familia, amigos, ni por Jesús porque el atravesó la tormenta como yo lo pasé y salió victorioso al final y hoy comparto esa victoria con él, y es un privilegio hacerlo. A veces el alma solo necesita ser abrazada, sin juicios en medio y por alguien con un corazón sincero y puro, ese es Jesús.

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