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Los susurros de un alma acongojada




24/03/23

"En silencio, casi cortándose la respiración

Levantas la mirada al cielo en señal de ayuda.

En ocasiones no recibes las respuestas que esperas.

Silencio absoluto, silencio que llega a desesperar; llegan pensamientos de recriminación ¿Cómo el Dios del cielo y la tierra, el todopoderoso, no puede cumplir esta petición inmediatamente para ti? ¿Es que acaso no ve tu sufrimiento?

Aún más silencio, pero jamás, jamás un sentimiento de ausencia, siempre hay alguien presente, aunque en silencio.

Una imagen: Sí, tus lágrimas caen, pero pareciera que en un mundo paralelo, estuvieras viviendo parte de lo que uno, que se hizo como los hombres vivió.

Jesús también sufrió

Jesús también vivió la más profunda desesperación, la angustia y el dolor en carne propia

Jesús también sintió por un momento que su padre le daba la espalda, pero fue eso, solo un momento, un agonizante, pero pasajero segundo de oscuridad. Tan solo uno por una eternidad de victoria.

El mismo nos dijo, que en este mundo tendríamos desilusiones, angustias, enfermedades y dolor, pero después de tan solo un segundo de ausencia surgió el poder de la resurrección, la restauración de todo lo que habíamos perdido en ese jardín.

¿No puedo pensar entonces que el sí entiende mi angustia? ¿Qué el sí entiende mi dolor? Solo y simplemente como Él, bebo de la copa en presencia de mi padre, el único que sabe cuanto beneficio hay después de esa copa, porque el mismo se encargará de resucitar este cuerpo muerto, este cuerpo que dejó de sentir, este cuerpo que necesita vida más allá de la muerte, porque él es quien a traviesa el valle de la sombra de muerte conmigo y contigo, atraviesa la oscuridad contigo, y te resucita en vida, en una esperanza que jamás muere y jamás se marchita. Aunque en ocasiones parezca imperceptible, sigue estando allí, su esperanza para ti, su amor para ti, su consuelo para ti, su sanidad para ti."


Que lindo recordar este verso libre escrito en medio de un profundo desasosiego, de sentir mi alma acongojada. En ese momento apenas podía modular palabras o pensar con cordura, pero hoy puedo decir con toda convicción que el sí resucitó mi vida de ese momento, que el sí volvió a resucitar mis sueños hasta mi presente. Porque sí, fui consolada, porque sí, fui animada, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el hombre que hizo sus palabras, vida en su vida, que vivió con profunda coherencia, y que encarnó el amor en un total sacrificio y entrega de la cual hoy saboreo pequeños fragmentos de su victoria. Hay ocasiones como esa vez, en donde cuestionamos el porqué de lo que nos está sucediendo, y el alma acongojada siente un inexplicable desespero, pero a esta alma le llegó su momento de lucidez, dejarme llenar de su verdad y de su esperanza me ayudó a entender que ESTE PEQUEÑO MOMENTO DE SUFRIMIENTO, PASARÁ, como la cruz pasó; pero que un pequeño momento de dolor puede traer una eternidad de gozo y satisfacción.


En su historia me siento identificada, en su historia encuentro el consuelo de saber que los días malos en esta tierra pasarán y que con los ojos puestos en él, en su historia y la que está por ser vivida y contada está toda mi esperanza.




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