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¿Qué pesa más en mi corazón?

Actualizado: 11 ago 2023


A veces pareciera que el deseo del Señor para nuestras vidas es algo “egoísta” y al fin y al cabo no pasará nada grave aparentemente si no le obedecemos; inmediatamente llega a nuestros pensamientos “pequeños momentos de placer no pueden ser tan graves, ¿O sí?, pues si, pueden ser tan graves, pero ¿Por qué?; Dios es tan intencional y bueno que en realidad antes de privarnos, lo que desea es, guardarnos bajo sus parámetros de amor. Lo que hace en vez de mostrarnos un deseo egoísta del Señor hacia nosotros o en vez de hacernos daño es cuidarnos del dolor.



Ante nuestros deseos y su voluntad lo percibimos como nuestro enemigo, hay una lucha en nuestro corazón entre ¿Quién tiene la razón? y hacia ¿Qué lado mi corazón se va a inclinar?' vemos a Dios como alguien que nos quiere arrebatar lo que “queremos” y está cuestionando nuestra aparente “necesidad”, cuando en realidad en nuestro caminar, su voz y su guía es nuestra mejor amiga; humanamente no lo entendemos pero cuando El nos entra a un momento de pare y de espera, nos ayuda a entender que nos guarda para lo mejor.

Tercamente actuamos y tercamente cosechamos, pero si buscamos sabiduría y de todo corazón actuamos conforme a ella será nuestra mejor guía y mejor trofeo.

No actuamos conforme a lo que el instinto dicta porque ¿Cuántas malas decisiones no nos ha hecho tomar? O ¿a cuántos círculos viciosos nos ha llevado a entrar? Pero cuando vivimos en la abundancia de la obediencia y de escuchar la voz de Dios, nuestro corazón está sereno y en frío para tomar las mejores decisiones.

Nos negamos a nuestros pequeños placeres (pequeñitos aparentemente), para que el más importante crezca y actué, aún cuando no entendamos, porque nunca ha errado en tomar una buena decisión y no sólo una buena sino la mejor.

Permitimos que El desarrolle el domino propio en nosotros para tener una mayor revelación de quien es Él, en nosotros y como quiere actuar y allí logramos asimilar que sus planes son de bien y no de mal.



Mi pregunta hoy para ti y para mí es: en una era donde actuamos conforme a lo que queremos ¿Qué pesa más en nuestro corazón? ¿Realmente lo que quiero es lo que me va a hacer bien?

Las respuestas a estas preguntas cobran vida en el momento en el que escogemos el placer en Dios, porque allí nos damos cuenta que escogiéndolo encontramos más y más plenitud. Las mentiras o “pequeñas mentiras” si así lo quieres llamar, que el enemigo nos plantea; no pesa más que el deleite de una continua comunión con Jesús. Nosotros no ponemos los límites porque en definitiva no tenemos ni la capacidad ni la determinación, Dios es quien los pone, y nosotros le pedimos sabiduría para actuar conforme a sus perfectos parámetros, y ellos mismos no son nuestros enemigos, son nuestros polos a tierra y guía.

Y finalmente de principio a fin reconozco que “yo digo algo y actuó conforme a otra cosa, pero Él quiere actuar plenamente a través de mí” prefiero que mi corazón reciba el peso de amar a Jesús y conocerlo que el peso del dolor por mis malas decisiones. Seguimos aprendiendo que entre lo bueno que quiero y lo mejor que Dios tiene, elegimos lo mejor.

 
 
 

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