Te leo entre líneas

Te leo entre líneas, porque a veces no se puede decir con palabras lo que el corazón grita. Te leo entre líneas porque tus verdades se reflejan en la profundidad de tus ojos, esos ojos tristes y melancólicos en días grises, que a veces cuestionan todo y no quieren entender cómo vivir... Que se resignan al hoy sin cuestionar el mañana.

Te leo entre líneas, entre esas cejas que hoy no quieren estar tranquilas sino que están rígidas, expresando la molestia del corazón. Te leo entre líneas, con esa boca que hoy quiere reír a carcajadas y hablar de todo, con esa pasión que aún si no tuviera sentido transmitiría felicidad.

Te leo de nuevo entre esos ojos que brillan por aquello que enciende el corazón, que un día pueden estar llenos de esperanza. Te leo entre líneas, en la posición ruda de tu cuerpo, pero también en aquella que está en paz con el mundo y con Dios dispuesta a recibir cualquier oportunidad que se le presente.

Te veo y puedo leer tus sueños y anécdotas, aquellas que tal vez callas pero que siempre están presentes en tus pensamientos, que en secreto aguardas hasta el día de su cumplimiento. Te leo a ti, que me lees aún entre las líneas, que me expresas gratitud y aplausos, pero que - más allá - se siente identificado con cada pensamiento que plasmo; no porque yo tenga la razón absoluta, sino porque nos pasa lo mismo y encuentras en mí alguien que decidió escribir realidades.

Te leo, aunque ni yo misma a veces me crea lo que digo con certeza. Te abrazo y espero que puedas leer entre estas líneas que escribo mucho más allá que simples letras sin sentido, sino palabras que se quedan incrustadas en el corazón, inspiradas y entrelazadas al corazón más lindo de leer, porque sus líneas inspiran de forma perfecta, más allá de mis líneas.

Te leo y te escribo porque siento que somos viejos conocidos, aunque tal vez nuestras miradas jamás se hayan cruzado. Hoy lees lo que escribo y te siento cercano.

Gracias por dejarme entrar a través de tu mirada y llegar hasta una partecita de tu corazón, una puerta que solo el creador puede abrir. Escribo en honor a Él, pero también te escribo a ti, viejo amigo.