Una cartita para un viejo amigo

«había olvidado cuánto te quería amigo, había olvidado como era charlar contigo y poder ser completamente sincera.

Los años pasaron y nos distanciaron, poco a poco dejamos de ser nosotros y sin darnos cuenta hasta el "hola" se nos olvidó, la confianza se atrofio pero nunca se perdió, y aunque los rumbos fueron diferentes el presente me demuestra que lo que nos unió sigue ahí.

los caminos divididos nos separaron con fuerza y nuestros pasos tomaron diferentes sendas, pero lo que fue volverá a ser si hay propósito allí.

definitivamente hay amistades que se vuelven a regar y florecen con más fuerza, y hay personas que con su abrazo y con sus palabras te devuelven un poquito de vida y de felicidad, personas que salen de tu diario pero jamás de tu memoria ni corazón.

Y aunque había olvidado tus ocurrencias que alegran mi día, había olvidado cuan profundo se puede charlar contigo y cuánto puedes ahondar en mi vida tan fácilmente; había olvidado cuanta confianza me producía tu persona, había olvidado cuánto me inspira tu pasión y cuánta intriga hay detrás de ti pero cuan divertido es descubrirlo, había olvidado que te quería muchísimo; hoy los recuerdos me recuerdan cuan buena amistad teníamos y que sin importar el pasar de los años, sin duda no se ha desgastado ni un poquito. El presente me demostró que es posible olvidar lo innecesario, las barreras de los errores y recordar lo esencial que nos vuelve a traer a lo bueno del momento.

Creo que los años con sus anécdotas y ocurrencias han ido puliendo quienes somos en silencio y estaban esperando el momento correcto para volvernos a unir y recordarnos que somos amigos, que podemos confiar el uno en el otro.

Aunque pareciera hace poco que éramos otra vez completos extraños en realidad nuestros corazones saben muy bien que hay algo que nos une: el amor de Jesús, sin duda ,pero también el no conformarnos con un "estoy bien", sino escudriñar en las palabras de ese "estoy bien" y descubrir realmente que está pasando.

Gracias por recordarme que puedo seguir aprendiendo de ti y que el tiempo nos ha hecho madurar y nos han traído hasta aquí para mirar desde otra perspectiva el valor de la amistad.

Gracias por hacerme reír, gracias por alegrar y llenar de colores un poquito más mis días, gracias por permitirme recuperar tu amistad de hace un par de años. Gracias por el privilegio de volver a recordar que puedo aprender tanto, tantísimo de ti y disfrutar de ese privilegio ahora.

Eres increíble, no puedo olvidar las largas llamadas y los largos mensajes. La verdad no recuerdo que nos separó, pero estoy segura de que ahora estamos unidos espero que por mucho tiempo; te quiero muchísimo y nunca lo he dejado de hacer aunque lo haya olvidado en ocasiones, los sentimientos pueden atrofiarse un poco pero con un par de palabras que llenan el alma puede volver a ser flexible como por primera vez y aún mejor ¡Gracias por tu amistad! En tus palabras y tus expresiones de cariño sigo viendo a Dios; seguimos siendo los viejos conocidos de antes pero con muchísimas más anécdotas que contar y que vivir»