Una obra de arte
- Sofia Florez
- 9 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 10 jul 2020
Nuestro rostro es el lienzo y cada brochazo quiso plasmar lo que inspira al artista; somos creados, porque al que le pertenecemos tuvo la delicadeza de formarnos paso a paso, con tanta sutileza y amor... cada párpado, cada ojo, ceja o pómulo expresa bien lo que Él tenía en su corazón. No solo nos dio un semblante único para expresar su diversidad en nosotros, sino que además depositó su identidad para que expresemos quién es Él. Cada detalle de nuestro ser hace parte de su obra maestra, manos que con disposición se dedicaron a crear de manera única e irrepetible.
Nos dio una identidad tan maravillosa que puso allí el sello del arte, para mostrar que le pertenecemos y su esencia en nosotros se manifiesta inevitablemente cada día.
Hoy quiero dirigirme a aquellas mujeres, artistas, creadoras y diseñadoras que observan los detalles y los pulen; siento que en muchas ocasiones el maquillaje ha sido un impedimento para expresar una belleza natural, pero hoy les hablo de un cambio de perspectiva: cuando nuestra identidad esta en Jesús, el maquillaje es una herramienta maravillosa que nos permite expresarnos, pero no es indispensable para ser.
Es por eso, que a través de las sombras y los rubores podemos manifestar cosas hermosas sobre ese lienzo ya creado, lo que hacemos con cada brochazo, con cada delineado, es potencializar lo que se nos ha sido dado. Como mujeres hemos recibido esa esencia delicada y también podemos jugar y ser creativas con todas esas características que tenemos. El maquillaje también es arte, no es solo vanidad, es expresividad, que de una manera adecuada nos permite identificarnos con la feminidad. Y aunque, lo más loco haya sido aprender a pintar en aquel rostro sin saber muy bien, con uno, dos, tres o más manchones en él, aún nuestras creaciones, como un lienzo, permiten mostrar la creatividad y el ingenio que hay en nuestro interior. Nuestro maquillaje no nos define, pero sí expresa una parte llena de colores que hay en nosotras.

Nuestra identidad no está fundamentada allí, pero es hermoso poder arriesgarnos e inventar. Hoy te recuerdo que tu identidad surge de la mejor de las fuentes: Cristo, y si comienzas en Él siempre sabrás cómo cuidarte y expresar la belleza que hay dentro de ti, reflejándola hacia los demás de formas tan diversas y encantadoras, como es Dios mismo. Nuestro valor no está definido por cuan maquilladas estemos, simplemente recuerda que tanto al natural como con un poquito de creatividad en tu rostro, eres hermosa, eres una obra de arte.
Te dejo este versículo y espero que nunca lo olvides: “Nuestro hermoso interior está constantemente reflejándose en nuestro exterior, el corazón alegre hermosea el rostro.”
Proverbios 15:13
Comments